Fiestas patronales
Orígenes y evolución
Originalmente las fiestas se celebraban el día 8 de septiembre en honor a la patrona de la villa, la Virgen del Remedio. En las primeras décadas del s.XX los jóvenes iban a esperar a los músicos o “gaités” (tocaban las gaitas y el tamboril) que subían a pie al pueblo desde Las Parras de Castellote por el camino de Aguaviva a Cerollera. En las fiestas se celebraban abundantes concursos (carreras a pie, carrera de burros, carrera de sacos, baile del pollo y cucañas) y tras ellos empezaba el baile.
Para buscar mayor asistencia de vecinos, amigos y familiares a las fiestas, fue en 1974 cuando se decidió pasarlas de septiembre a agosto, para celebrarlas habitualmente el 4º domingo del mes, aunque en ocasiones se pasan al fin de semana anterior. El sábado se destina al patrón San Cristóbal y el domingo a la patrona Virgen del Remedio. Cada uno de estos días se celebra la misa en honor a su patrón, finalizando con salida en procesión sacando las respectivas peanas: los quintos la de San Cristóbal y las quintas la de la Virgen (lo hicieron por primera vez en 1963).
Desde 1978 hasta 1982, ambos inclusive, durante los días de las fiestas se toreaba una vaquilla en la “Era del Forné”, habilitada para ello. La vaquilla se mataba el último día de fiestas y al día siguiente se comía. Esta tradición se continuó de 1990 a 1996 pero ya en el mes de julio para la fiesta de San Cristóbal.
El lunes de las fiestas se celebra la “Fiesta de los mozos”. Inicialmente era una reivindicación de los jóvenes para hacer un día más de fiesta, pues el Ayuntamiento solo asumía los gastos de los dos días principales. Los mozos pedían dinero a todas las casas para celebrar su propia fiesta y según lo recaudado pagaban el resto a escote para poder pagar a los músicos. Con la creación de la Comisión de Fiestas, este día queda integrado dentro del presupuesto del Ayuntamiento si bien se sigue realizando la ronda de los mozos por las calles del pueblo donde se les invita a pastas y bebida.